- "Somos almas" - me dijo descuidadamente y sin saber él, por qué lo estaba siendo.
Un vacío silencio invadió las miradas; ese que te puebla cuando llega el entendimiento entre dos.
Me cacheteó.
Yo ya sabía eso, pero en ese momento tomó más fuerza.
Aquellas dos palabras sonaron luego de recomendarme que estuviera con una mujer.
Todo porque yo dije que nunca había estado con una.
Y eso frente a que él había dicho algo al respecto de lo lindas que son las mujeres y lo bueno que es estar con ellas.
Mi respuesta había sido inocente, casi como un "Ah, mirá...", pero no, no fue así...
- "Somos almas" Su respuesta fue profundamente cuidada.
Mi respuesta había sido ingenuamente descuidada.
Montevideo
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